Cannabis es la sustancia psicoactiva ilegal más utilizada en el mundo; 196 millones en el mundo.
Lo primero que resalta al revisar es un estudio de la NIH donde precisa que su uso es mayoritario en jóvenes de bajo nivel educativo y su consumo se relaciona con menor capacidad y logros educativos, y a largo plazo: deterioro cognitivo progresivo. Su uso está muy relacionado al abuso de alcohol y tabaco y precipita el uso de drogas más duras.
Las comorbilidades asociadas a su abuso que resaltan son: Esquizofrenia y otros desórdenes psiquiátricos, desorden bipolar, desorden de ansiedad y personalidad antisocial.
El cannabis afecta gravemente: la atención, la concentración, la memoria episódica, el aprendizaje asociativo y la coordinación motora de una manera dependiente de la dosis. El consumo prolongado de cannabis se asocia con un deterioro de la memoria verbal y la velocidad de procesamiento cognitivo, que se resuelve después de al menos un mes de abstinencia.
El tetrahidrocannabinol (THC) delta-9 es el principal cannabinoide psicoactivo que se encuentra en el cannabis natural y es responsable de la sensación de euforia y placer. Las cantidades en este herbal son muy variables y no controlables. Las preparaciones de THC oral sintético (nabilona y dronabinol) están etiquetadas para tratar las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia que son refractarios al tratamiento antiemético convencional.
El aerosol de cannabinoides (nabiximols) o extracto de cannabis oral (OCE), o delta-9 tetrahidrocannabinol (THC) es útil para reducir los síntomas de espasticidad y dolor en pacientes crónicos (como ELA), excepto el dolor neuropático, y se reporta útil en convulsiones.
Como vemos, no hay que mezclar el uso herbal del psicoactivo llamado uso recreativo el cual es dañino con su uso medicinal, que debe ser bajo prescripción.
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